El mundo se quedó atónito el pasado fin de semana cuando Siria cambió, aparentemente de la noche a la mañana. 

Los rebeldes tomaron la capital, Damasco, y el dirigente de Siria, Bashar al-Assad, huyó a Rusia. Llevaba más de 20 años al frente del país, sustituyendo a su padre, que estuvo casi 30 años al mando. Ahora, por primera vez en casi 50 años, Siria no estará gobernada por un Assad. 

El pasado 29 de noviembre, combatientes sirios de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), grupo opositor apoyado por Türkiye, alcanzaron el centro de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria. Un día después, las fuerzas de HTS se dirigieron hacia la ciudad de Hama, y el 5 de diciembre tomaron la ciudad. Finalmente, también tomaron Homs y se dirigieron a Damasco. El 7 de diciembre, Assad había huido y los grupos rebeldes habían declarado la victoria, izando la nueva bandera siria sobre Damasco. 

La toma del poder por los rebeldes fue rápida, aunque el terreno se había allanado durante casi una década de guerra civil. 

Pero ¿quiénes son estos grupos rebeldes? ¿Y qué significa la nueva realidad política para los cristianos sirios? 

¿Quiénes son los nuevos líderes de Siria? 

Hayat Tahrir al-Sham (traducido a grandes rasgos, el nombre del grupo significa «Organización para la Liberación del Levante») comenzó en 2011 con otro nombre: Jabhat al-Nusra, que estaba aliado con Al Qaeda. Según la BBC, el grupo fue «uno de los más eficaces y mortíferos de los que se alzaron contra el presidente Assad» durante el inicio de la guerra civil siria. 

 En 2016, el grupo cortó lazos con Al Qaeda, y finalmente cambió de nombre en 2017 cuando se fusionó con otros grupos rebeldes. Tras la expulsión de los opositores de Alepo en 2016, HTS controló principalmente la zona al oeste de esta ciudad, en torno a Idlib. Cuentan con el apoyo de Türkiye. Mientras tanto, Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido siguen considerándolos una organización terrorista. 

HTS tiene una agenda islámica; desde hace tiempo quieren derrocar a Assad y a Hezbolá (el grupo islamista libanés apoyado por Irán) e instaurar un gobierno islámico en Siria. Bajo el control de HTS en Idlib, a los líderes cristianos no se le permitía ni se le permite salir a la calle con ninguna vestimenta que les haga reconocibles como pastores o sacerdotes. Además, se retiraron las cruces de las iglesias. 

Sin embargo, no hay noticias de que los combatientes de HTS hayan amenazado a cristianos u otros colectivos. Y las declaraciones públicas del grupo sugieren que están intentando volver a presentarse como tolerantes con las minorías y los derechos humanos. El líder de HTS, Ahmed al-Sharaa (que antes se presentaba bajo un nombre falso, Abu Mohammad al-Jolani), declaró incluso a la CNN que HTS «ha hecho todo lo posible por decir públicamente a los cristianos y a otras minorías religiosas y étnicas que vivirán seguros bajo su dominio». 

«Nadie tiene derecho a borrar a otro grupo», dijo al-Sharaa a la CNN. «Estos colectivos han coexistido en esta región durante cientos de años, y nadie tiene derecho a eliminarlos».

El último conjunto de normas hecho público por la dirección de HTS en Damasco también sugiere que hay cierta esperanza de un gobierno islamista más moderado. Estas normas incluyen la prohibición de la venganza entre sirios, la garantía de libertad para los medios de comunicación y la prohibición de restricciones para la vestimenta de las mujeres, que incluye la vestimenta islámica. 

«La transición de liderazgo en Siria bajo el líder de HTS, Ahmed al-Sharaa, ha provocado respuestas mixtas», explica Henriette Kats, analista de investigación de Puertas Abiertas sobre Oriente Medio. «Aunque promete seguridad y coexistencia pacífica para todas las minorías, incluidos los cristianos, persisten las dudas debido a los orígenes yihadistas de HTS y su historial de abusos contra los derechos humanos».

Y así: sigue la incertidumbre. 

¿Qué significa esto para los cristianos? 

Los cristianos, como los demás sirios, se sienten inseguros porque no saben qué esperar. En general, temen que el cambio de poder pueda tener un impacto negativo en la libertad que tenían como cristianos. Pero el principal sentimiento de los creyentes en Siria es la incertidumbre: simplemente no hay forma de saber qué depara el futuro. En general, se consideraba a Assad un tirano, lo que explica el júbilo que muchos sirios han expresado a los medios internacionales desde su caída.

Pero la sustitución de un tirano puede ser complicada y provocar un vacío de poder. Esto es lo que ocurrió en Irak en 2007, cuando Saddam Hussein fue depuesto y un vacío de poder condujo al surgimiento de ISIS. 

Esto es lo que los cristianos oran para que no ocurra. Hay lugar para un optimismo prudente, sobre todo porque HTS está diciendo muchas de las cosas correctas. Pero ahora mismo, el futuro es sencillamente desconocido.

«Para los cristianos y otras minorías, el futuro sigue siendo precario, ya que las dificultades pasadas en Idlib y la preocupación de que estas garantías puedan ser una táctica para obtener el apoyo inicial de la opinión pública plantean dudas sobre la estabilidad a largo plazo», explica Kats. 

Los cristianos sirios nos han pedido que estemos con ellos en oración y que oremos por la población de Siria y especialmente por nuestros hermanos locales, para que los cristianos encuentren refugio en Dios y confíen en Él en esta situación. También piden oraciones para que no haya restricciones a los cristianos y otras minorías en la forma de practicar su fe, para que no haya derramamiento de sangre en Siria. Su esperanza es que el Señor dé sabiduría a cada líder de iglesia y a cada cristiano individual sobre qué hacer y cómo responder sabiamente a la nueva situación. Por último, piden oración para que las promesas de los nuevos líderes de Siria sean ciertas, y que este cambio de gobierno conduzca finalmente a una mayor estabilidad y reconciliación para todos los sirios. 

Puertas Abiertas